sábado, 29 de diciembre de 2007

COMPRAS DE NAVIDAD EN EL CHIADO



Lisboa es una gran ciudad hecha de pequeños pueblos; construida sobre la identidad definitoria de cada uno de sus barrios y cada una de sus colinas, que sirven de invisible barrera que, lejos de separar, unifican en una urbe cosmopolita las sorpresas y las formas de ser que uno descubre en cada bairro.

El Chiado, con su encanto galante y demodé, junto con la Baixa (más turística) y de un tiempo a esta parte Bairro Alto (más cosmopolita), se convierten en las tres grandes zonas de compras en cualquier época del año.

Sin embargo, al llegar Navidad, la iluminación de sus calles, la decoración de sus escaparates y el ambiente callejero transforman al Chiado y, en especial, a la Rua Garrett, en un excelente lugar donde realizar algunas de las compras propias de estas fechas.

Merece la pena sumergirse en el universo de aromas y sabores de Casa Pereira, un antiguo colmado con infinidad de variedades de tés y cafés. Por cierto que, si quiere que le entiendan sin problemas, mejor pida el té por su nombre portugués -chá- una denominación que además se corresponde con la que también recibe esta planta en uno de los países con mayor tradición en esto del té: Japón.

Junto a casa Pereira, la librería Bertrand, tiendas de tejidos del hogar de las de toda la vida y con más de un siglo de historia, casas da sorte, joyerías o establecimientos que ofrecen las mejores marcas del mercado. Y al final de la calle, emergiendo con su fachada blanca y sus letras modernistas os Armazens do Chiado, que albergan un buen número de tiendas, entre ellas la FNAC lisboeta y que, en esta época del año, se viste de Navidad con la visita de Santa Claus (que llega a bordo de un camión de bomberos) o con la actuación de coros infantiles que llenan la calle de villancicos, cantados en directo desde los balcones de los almacenes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Leyendo ahora este post he recordado la bella libreria Bertrand, en el Chiado.
Allí estuvimos, y embebidos en su magia, no pudimos hacer otra cosa que comprar un libro en portugués, breve, lleno de humor y de relativamente fácil lectura: História Alegre de Portugal, de Manuel Pinheiro.
Aprendí de mi padre no dejar de hacer cuatro cosas cuando visito una ciudad: patear calles fuera del circuito turístico, utilizar transporte público de superficie, mejor si lento, pasar tres horas mirando en un café céntrico y pasear por un mercado de abastos.
Lisboa es en eso también una ciudad fácil y agradecida.
Un saludo desde Barcelona.

OLISSIPO dijo...

Hola Joan!
El teu pare és un home sabi.
Desde ara jo faré el mateix.
Fins aviat i gràcies per la teva visita!