martes, 30 de noviembre de 2010

CUANDO LA ORNAMENTACIÓN SE CONVIERTE EN ARTE

De las fachadas a los interiores, a la pieza de arte o al recuerdo para el viajero que visita la ciudad. El del azulejo es todo un mundo en Lisboa, un mundo de artesanía y cerámica que ha dado origen a una manufactura contemporánea que ahonda en una secular tradición lisboeta.

Es por ejemplo el caso de Antartica, una tienda taller, en el barrio de Alfama, que desde su apertura de 2001 se convirtió en un polo de atracción para otros artesanos que decidieron seguir sus pasos y han abierto pequeñas tiendas con encanto y manufacturas de gran calidad.

Amables y cercanas, sus promotoras no dudan en perder todo el tiempo del mundo en explicarle al visitante todo el proceso creativo que lleva cada uno de sus azulejos, que combinan motivos clásicos con otros más contemporáneos y que también pueden encargarse con antelación. De esta forma, cenefas florales o composiciones artísticas se dan la mano con tranvías y gatos alfacinhos en el local del número 62 de la rua de São Tomé.

SOBRE ANTARTICA:
  • Ubicación: Rua de São Tomé 62, 1100 - 562 Lisboa
  • Teléfono: 00 351 218 879 434
  • E mail: antartica@iol.pt
  • Web oficial: http://artantica.home.sapo.pt/
  • Horario: De lunes a domingo, de 10,00 a 19,00 horas.
  • Otros: Organizan diferentes cursos a lo largo del año sobre la técnica del azulejo

sábado, 27 de noviembre de 2010

JÚLIA GALDÉRIA



El homenaje de una de las grandes intérpretes y compositoras portuguesas a sus raíces. Por cierto que, si como cantante es brillante, como actriz Dulce Pontes no tiene desperdicio.

Este fado "Júlia Galdéria" tiene letra del tío de Dulce, Carlos Pontes, sobre los ritmos de la composición "Júlia florista". En el vídeo también aparece su hermano Luís, a la guitarra, y el tema está incluido dentro del último disco de Dulce Pontes, que se titula "Momentos" y que repasa sus veinte años de carrera en la música.

sábado, 20 de noviembre de 2010

EL ODÔMETRO, POR FAVOR

Amo Lisboa y defenderé siempre a los lisboetas. No comparto en absoluto la imagen de "pariente pobre" que el tópico infundado dedica a nuestros vecinos, pero acabo de regresar de la capital lusa y, una vez más, me ha tocado pleitear con el taxista que me ha llevado del aeropuerto de Portela hasta el centro de Lisboa.

Si es la primera vez que se viaja a la ciudad, ¡cuidado con los taxistas timadores y sin escrúpulos que esperan a sus víctimas en la terminal de llegadas del aeropuerto! Con la excusa de una falsa tarifa fija por el servicio, me han llegado a pedir hasta 25 euros por un trayecto que, en ningún caso, suele sobrepasar los 12 euros (sobrecoste de maletas incluido) y, de hecho, la última vez el cuentakilómetros marcaba únicamente 8,50 euros.

Lisboa es una ciudad hermosa y acogedora y sus habitantes son nobles y unos estupendos anfitriones hacia sus "hermanos" de la península pero, por desgracia y como en tantas ciudades con un volumen importante de turistas, siempre hay sinvergüenzas que intentan lucrarse a costa del "turista tonto" que desconoce los usos y las costumbres del país.

Quien llega por primera vez a la ciudad debe saber que todas las carreras de los taxis de Lisboa se regulan por el precio que marca el cuentakilómetros (odômetro en portugués), así que hay que exigir siempre que se conecte. Otro truco bastante utilizado por los "timadores del volante" es el de la supuesta falta de cambio a la hora de pagar la tarifa, por lo que es recomendable viajar con moneda fraccionada para no dar pie a la sisa de dos, tres, cuatro o cinco euros... Y en cualquier caso y si con la solicitud de una factura reglamentaria la cosa no se arregla, no hay que dudar a la hora de anunciar que se va a avisar a la Policía.

No obstante, que nadie se asuste; es cierto que sólo he tenido problemas a la hora de coger el taxi del aeropueto hacia el centro de Lisboa, y una vez en la ciudad, el coste de las carreras es, de hecho, de los más baratos de Europa.

lunes, 1 de noviembre de 2010

LISBOA, ÁGUA E VENTO

Es hermosa aun cuando llueve, aun cuando sopla el viento que hace arreciar el agua; cuando las cuestas arrastran ríos cotidianos que calan los pies del transeúnte y se cuela la lluvia en los comercios de la Baixa.

Acabo de regresar de Lisboa y no ha parado de llover. Con fuerza, con rabia, como no se había visto en años...

Lisboa es hermosa y cuasi perfecta con sol, con calidez atlántica y tiempo que se detiene. Pero existen más lisboas, lisboas de belleza airada, de água e vento, que le hacen a uno sentirse pequeño mientras mira al Tajo embravecido frente al Terreiro do Paço. Y es que, como pregona en su fado, vende sonho e maresia, tempestades apregoa; quando o vento a leva ao baile, baila no baile com o mar.

Y entre baile y baile, surge ella, una mujer hecha ciudad, la Maria Lisboa que tiene algas por pelo, conchas en el vestido y el latido del motor de una trainera corriéndole por las venas.