martes, 11 de marzo de 2008

LA BOCA DEL INFIERNO

A unos pocos kilómetros caminando desde el centro de Cascais, ajeno al bullicio estival, pero fácil de localizar siguiendo su paseo marítimo, se llega hasta la Boca del Infierno. Es una gruta que impresiona, llena de concavidades y flanqueada de cuevas menores y rocas escarpadas de más de veinte metros de altura que, si de normal impresiona, en días de oleaje hace retumbar el sonido de la tempestad de una manera sobrecogedora.

Por eso no es extraño que este lugar lleve también aparejada una historia de misteriosas desapariciones, espías, sospechas de suicidio y ocultismo y que, sorprendentemente, el mismo Fernando Pessoa se viera implicado en ellas.

Entre los conocidos del escritor luso se contaba el mago y mentalista inglés Aleister Crowley, un personaje siniestro, extraño y oscuro, del que se dice que practicaba el ocultismo y del que también se especulaba que actuó de agente doble durante la Gran Guerra. En estas visicitudes, no sorprende el hecho de que pudiera tener muchos enemigos. Hay quien dice que, en un arrebato de locura, se suicidó lanzándose al fondo del océano en la Boca del Infierno. Pero también hay quien asegura que sólo fingió su muerte y que, para ello, contó con la ayuda de su amigo Pessoa, al que en 1930 envió unas supuestas cartas explicando su suicidio para que éste las publicara en el Diário de Notícias. Si murió o no, nunca se supo, pero lo cierto es que en la Boca del Infierno hay un panel que recuerda la extraña desaparición del mago en aquel lugar.

1 comentario:

rubén dijo...

No conocía la historia. Se non è vero, è ben trovato.