Son muchos los parques que rodean el Palácio Nacional de Sintra. Uno de ellos es el que se conoce como Jardim de Lindaria, según la leyenda, el lugar al que iban las mujeres árabes al salir del baño para disfrutar de sus vistas y el aroma de sus flores.Así pues, no es extraño que un jardín como éste, también tuviera una romántica leyenda de amores imposibles entre culturas enfrentadas. Cuentan que la más hermosa de las moras que frecuentaba el jardín se quedó prendada de un joven cristiano que, escondido entre los árboles, admiraba su belleza.
Si algo entre ambos llegó a nacer nadie lo sabe, pero lo cierto es que llegó el suceso a oídos del esposo. De hecho, hay quien cuenta que fue una de las doncellas que acompañaban a la hermosa mora en su paseo la que con toda crudeza reveló la historia al marido, llevada por la envidia de no ser ella la dama que pretendiera el cristiano.
Sea como fuere, nunca más volvió a verse a la morisca en el jardín, e incluso insinúa la leyenda que el marido la mató cegado por los celos. Desde entonces, y dicen que hoy todavía, la moura de Lindaria vuelve al jardín por las noches en busca de aquel caballero cristiano del que se prendó.
Si uno quiere disfrutar en la costa portuguesa de un placer de reyes, todavía puede hacerlo sin necesidad de gastar mucho dinero. Por unos pocos euros, lo que cuesta un helado, uno puede degustar la misma receta artesana que en su dia probaron don Juan Carlos y doña Sofía, el príncipe y las infantas, don Juan de Borbón y su esposa María de las Mercedes en su exilio en Estoril o el mismo helado que se sirvió en la boda de la infanta Margarita.

