Se trata de la estufa fria, el invernadero de la quinta, un lugar para el que parece que no pasa el tiempo desde la primera vez que lo contemplé. Cristales rotos, puertas desvencijadas atadas con cadenas y candados, azulejos rotos y mosaicos mellados en su exterior y mesas recubiertas de hiedra, musgo y plantas muertas en su interior... La imagen, sin duda, añade un aire de romanticismo decadente y, al mismo tiempo, de sobrecogedor abandono al recinto.
No sé si semejante estado de conservación responde a un plan de cuidadoso descuido, que le ha un aire de novela gótica al invernadero o, simplemente, ha coincidido que la estufa esperaba turno en los proyectos de mejora de la quinta pero, de una manera u otra, dejo aquí una de las últimas fotos que le hice y que cada uno decida si merece o no la pena acercarse a verla en una próxima visita a Sintra y a la quinta.
4 comentarios:
No consigo ubicar el invernadero. Recuerdo que había una zona acotada por obras, tal vez era eso.
Pudiera ser. Recuerdo que las tres veces que he estado en la Quinta lo he encontrado de pura casualidad, no muy lejos del palacio y, creo (aunque no estoy seguro) en la vereda hacia una caseta cafetería que siempre estaba cerrada.
Gracias por la visita.
Curioso yo también flipe con ese invernadero, y es que A Regaleira
es pura magia.
Saludos.
La quinta entera es puro simbolismo. Por cierto, en mi última visita, me quedé maravillado de lo bien que han ambientado el interior de la casa. Te da la sensación de estar descubriendo algo secreto.
Gracias por la visita.
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